Todavía hay muchos entre los enseñados por rabinos o por cristianos, que creen que nunca se debe tomar vino (con alcohol). Para sustentar esto, sostienen erróneamente que el vino que Yahushua y los patriarcas, apóstoles y talmidim tomaban siempre era simple jugo de uvas.
Por supuesto no tienen ningun apoyo escritural ni histórico. Pero hay que dejarlos que se rijan por sus propias nociones, porque Yahweh no les ha dado el entendimiento. Nosotros nos regimos por las condiciones prevalecientes al momento que Nuestro Abba se refiere en Su Palabra. Si cambiamos los significados para ajustarlos alos nuestros o a nuestras propias interpretaciones, estamos torciendo (o añadiendo y quitando verdad a Su Palabra!).
La cosecha de las uvas en la antigua eretz de Israel ocurría exclusivamente al final del verano. Se extendía durante todo el otoño. Antes de esto, ni después, no había ni uvas ni jugo de uvas. No había manera de preservar las uvas ni el jugo y evitar que este fermentara! Pero estas realidades no disuaden a los pastores evangélicos y de otras sectas cristianas, ni a los rabinos que no quieren tomar vino.
Tomar vino es opcional en la Torah, pues nadie está obligado a hacerlo, técnicamente hablando. Y quien lo tome, está obligado a no embriagarse. Las personas que tengan voto o alguna enfermedad que se los impida, o si han sufrido de alcoholismo en el pasado y tomarse una sola copita les será gran tropiezo; o que por conciencia no quieran tomar vino, no tienen que hacerlo. Pero esta limitación personal suya no le da derecho a una minoría a imponer sus criterios sobre otros hermanos y prohibírselo, y mucho menos usando la Palabra de Yahweh torcida para convencerlos...
Hoy en día existen la ciencia ha descubierto métodos de preservación química y de refrigeración, que evitan que el jugo de uvas fermente y que el mismo esté disponible en los supermercados a lo largo de todo el año.
Pero hace dos mil años, cuando se terminó de escribir la Palabra de Yahweh, esto no era así.
Las uvas se aplastaban para hacer jugo, que se podía tomar ese mismo día o al otro (si no hacía demasiado calor) sin que fermentara. Pero ya a los tres o cuatro días era otra historia: las celulas de levadura que naturalmente ocurren en las cáscaras de las uvas, comenzaban el proceso de fermentación. El jugo se convertía enseguida en mosto, un jugo de uvas con muy poco alcohol, que tomado en exceso, también podía embriagar a niños o adultos.
Para producir vino, el jugo de uva o mosto experimenta un proceso que se le denomina fermentación de la uva. Este proceso será capaz de transformar los azúcares de la uva en alcohol y gas carbónico.
La mera ausencia de oxígeno automáticamente genera un proceso de reacción que tiene como
resultado el vino. Louis Pasteur fue el científico que se dedicó al estudio de
la fermentación. Demostró que a través de la levadura, seres
unicelulares logran esta sorprendente transformación.
A los varios días, el mosto se enturbia bastante y gracias al gas carbónico producido por este proceso, adquiere una temperatura alta. Para lograr un vino de calidad, es indispensable mantener el proceso a una determinada temperatura. Antes esto no se podías regular como al presente.
Actualmente las vineras contienen equipos muy modernos y existen depósitos de acero inoxidable que permiten
circular agua fría alrededor de los tanques de mosto para mantener una temperatura óptima durante el proceso de fermentación. Por medio de ordenadores/compuntación, los expertos de las casas vinícolas logran manejar eficientemente este proceso.
Pero todos los que alguna vez hemos hecho vino en casa usando métodos rudimentarios, sabemos que sin estos equipos sofisticados y precisos controles de temperatura, es relativamente poco lo que podemos hacer para controlar la fermentación, y mucho menos para detenerla. Esto también lo sabían los antiguos israelitas, egipcios, griegos y otros habitantes del mediterráneo, que podían tomar vino con alcohol casi todo el año, pero sólo durante la época de la vendimia podía disfrutar de la fruta natural o del jugo de uvasa sin fermentar!